Cientos
de personas, hasta miles, entre niños/as, adolescentes y adultos,
participan en la comparsa (que demora aproximadamente una hora) para
llegar a Píllaro, provincia de Tungurahua. La celebración se realiza del
1 al 6 de enero (en horas de la tarde); los danzantes se visten con
trajes confeccionados en telas de espejo rojas, con flecos, guantes
negros, el principal accesorio del atuendo son las enormes caretas que
impresionan –ya asustan- con formas zoomorfas confeccionadas en cartón,
con grandes cuernos del mismo material o de cuernos de toro, carnero u
otros animales y un látigo con patas de venado.
La
celebración va de la mano con las bandas de pueblo, consiste en un
baile que los diablos realizan en círculos clamando gritos que dicen
‘achachay’, en el centro se encuentra un grupo de cholos/as bailando,
los ‘huacos’ van por los extremos, al igual que las ‘huarichas’, que son
hombres disfrazados de mujeres, con una careta de malla, vestidos
similares a una funda con muchas decoraciones y que llevan en sus manos
una muñeca, un pañuelo y licor.
Un poco de Historia…
Según
el alcalde de Píllaro, la fiesta de la Diablada de Píllaro nació en la
colonia, consecuentemente con la religión (Cristianismo) y los conceptos
del cielo e infierno impuestos por los españoles. La celebración se
creó cuando a los indígenas les daban un día al año para el descanso,
entonces ellos aprovechaban para festejar disfrazándose de diablos, como
una forma de protestar contra la opresión y abuso de los españoles, así
como también en contra de la Iglesia. Inicialmente este ritual se hacía
en las haciendas, durante la época republicana la celebración se
movilizó a la ciudad: Píllaro.
La
directora nacional de Patrimonio Cultural, Inés Pazmiño, supone que
esta expresión cultural fue transmitida por los grupos ‘mitimaes’ de la
parte sur del continente, por ello existen similitudes con otras
celebraciones de Perú y Bolivia; pero que cada una tiene características
propias del lugar, por ejemplo, que la ‘diablada’ expresa “esa rebeldía
(…) oculta detrás de las máscaras, que no son similares a las del sur
(…) [y] que tienen connotaciones propias de Píllaro”.
LA DIABLADA DE PÍLLARO, UN BIEN CULTURAL INTANGIBLE DEL ECUADOR.
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